El Comité del Patrimonio Mundial inscribió hoy 13 sitios culturales en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. También aprobó la extensión de un sitio ya existente en México. Un sitio, el Paisaje minero de Roșia Montană (Rumania) fue inscrito simultáneamente en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro, lo que permitirá vigilar las amenazas que plantean a su integridad las posibles actividades de extracción de minerales.
Las inscripciones se produjeron durante la 44ª reunión del Comité del Patrimonio Mundial, celebrada en línea y presidida desde Fuzhou (China), que está examinando las candidaturas de inscripción correspondientes al año 2020 y al año 2021.
Uno de los sitios inscritos como Patrimonio de la Humanidad fueron los Asentamientos y momificación artificial de la cultura chinchorro en la región de Arica y Parinacota.
El sitio consta de tres componentes: Faldeo Norte del Morro de Arica, Colón 10, ambos en la ciudad de Arica, y Desembocadura de Camarones, en un entorno rural a unos 100 km más al sur. En conjunto, brindan testimonio de una cultura de cazadores-recolectores marinos que residieron en la árida y hostil costa norte del desierto de Atacama, en el extremo norte de Chile, desde aproximadamente 5450 a.C. hasta 890 a.C. El sitio presenta la evidencia arqueológica más antigua conocida de la momificación artificial de cuerpos con cementerios que contienen tanto cuerpos momificados artificialmente como algunos que se conservaron debido a las condiciones ambientales. Con el tiempo, los chinchorro perfeccionaron complejas prácticas funerarias, por las que desmembraban y volvían a ensamblar sistemáticamente cuerpos de hombres, mujeres y niños fallecidos de todo el espectro social para crear momias “artificiales”. Estas poseían cualidades materiales, escultóricas y estéticas que se supone reflejaban el papel fundamental de los muertos en la sociedad chinchorro. En el sitio se han encontrado herramientas confeccionadas con materiales minerales y vegetales, así como instrumentos sencillos de hueso y concha que permitían una explotación intensiva de los recursos marinos, lo que constituye un testimonio único de la compleja espiritualidad de la cultura chinchorro.