La producción artística generada desde la materialidad del sonido ha ido cobrando fuerza en los últimos años. Este fenómeno se ha manifestado a través de la manipulación de grabaciones de campo, la experimentación con sonidos electrónicos o la creación de obras basadas en el entorno. De hecho, hoy es posible encontrar piezas de arte sonoro en galerías de arte, radios experimentales, festivales sonoros o encuentros tecnológicos, aunque estos escenarios de exhibición, aún son muy reducidos en Chile. A lo anterior se suma la escasa oferta académica para estudiar artes sonoras, la falta de una industria para articular el desarrollo y distribución de proyectos, o la realización de más iniciativas que traspasen la sala blanca del museo. Quizás por estas razones, el arte sonoro todavía es desconocido por una mayoría de la población nacional.
A estos factores habría que añadirles la centralización del arte en general, lo que históricamente, se ha traducido en una menor producción y circulación artística en regiones. Naturalmente, esta realidad también aplica para el arte sonoro. Aunque hay algunas excepciones.
Una de ellas es “Desierto Sonoro”. La idea inicial de este proyecto era cartografiar los sonidos de Arica, a fin de reflexionar sobre las sonoridades que caracterizan el habitar de un territorio desértico y al limite con Perú y Bolivia. Sin embargo, el resultado obtenido fue más artístico, más simbólico y más cercano si cabe, de lo sensorial. En ese contexto, se trata de la primera incursión sonora de Diego Véliz; historiador y máster en documental creativo de Arica, quien a la fecha, se había desempeñado principalmente en el rubro audiovisual, realizando diversos cortometrajes entre Chile y España.
La iniciativa creada desde la productora Candelabro Films, contó con el financiamiento del MINCAP a través del Fondart Nacional. El equipo de trabajo de esta producción estuvo integrado por Diego Véliz (Dirección, guion y montaje); Jorge Acevedo (Sonido, montaje y postproducción); Pamela Quintanilla (Producción general); Anna Hurtado (Textos curatoriales); Raquel Castro (Traducción al inglés); Jordi Casanueva y Pablo Serrano (Diseño gráfico y web).
“Desierto Sonoro” está compuesto por cinco pistas de audio que suman un total de 58 minutos. En cuanto a la idea original y el financiamiento de esta propuesta, es importante destacar que tuvieron lugar en 2020. Sin embargo, debido a la pandemia, el inicio de la producción tuvo que ser aplazado, lo que significa que el proyecto se realizó en dos años de trabajo entre 2021 y 2023. Durante ese periodo, se grabaron sonidos en lugares icónicos de Arica, como el Humedal de Lluta, las Cuevas de Anzota, la Ex-Isla del Alacrán, la Maestranza Chinchorro del Ferrocarril Arica – La Paz, el Terminal Internacional de Buses, entre otros.
Sobre los orígenes del proyecto, su director Diego Véliz señala que: “inicialmente se pretendía realizar una especie de cartografía sonora de Arica, aunque a medida que se iba avanzando la escritura del proyecto, se fue derivando en una búsqueda más artística y autoral, que a su vez, se abrió a la posibilidad de experimentar con la variedad de elementos sonoros que ofrece esta ciudad fronteriza”.
En cuanto al proceso creativo de “Desierto Sonoro”, es necesario indicar que: “la escritura de textos fue muy importante para imaginar nuevas posibilidades narrativas desde el universo del sonido, sin embargo, los aspectos creativos de esta obra realmente afloraron en la etapa de montaje, la cual supero los 6 meses de duración. De hecho, la edición tuvo muchas horas de ensayo-error, ya que antes de aventurame en este proyecto, mi experiencia como montajista había estado ligada solo al lenguaje audiovisual. En ese sentido, el verme enfrentado a contar una historia exclusivamente con fuentes sonoras, trajo consigo la necesidad de desarrollar una forma de composición totalmente nueva para mi”, señala el director.
Siguiendo en esta línea, “hay que destacar el rol fundamental que tuvo Jorge Acevedo, primero como sonidista del proyecto, y luego, con sus aportes en los ámbitos creativos del montaje. Aunque pienso que para ambos fue una experiencia de descubrimiento absoluto, ya que si bien es cierto, Jorge tiene una extensa trayectoria en el rubro del sonido, él también había trabajado lo sonoro principalmente en función de la imagen. Es quizás por eso que abordamos este desafío con mucha intuición, lo que, viendo ahora en retrospectiva, nos permitió explorar narrativas que no tuvieran la presión de responder a un argumento donde primara la resolución del conflicto central”, puntualiza Véliz.
Estreno en Francia
La premier mundial de “Desierto Sonoro” tendrá lugar en la 28 edición del “Phonurgia Nova Awards”; el más antiguo e importante encuentro de creación radiofónica de Francia. En el evento, a realizarse entre el 02 y 04 de noviembre en el Centre Wallonie-Bruxelles de Paris, se exhibirán obras sonoras de diferentes partes del mundo. En ese contexto, “Desierto Sonoro” participará en la categoría «Soundscapes» (paisajes sonoros), siendo el único representante de América Latina que competirá en el concurso de este año.
Sobre su participación en el festival, el director menciona: “tener el estreno mundial de “Desierto Sonoro” en un evento del nivel de Phonurgia Nova, es un verdadero privilegio, ya que nos permitirá mostrar el proyecto en uno de los países donde nace el arte sonoro, en ese sentido, se trata de un territorio con una fuerte tradición en dicha forma de creación artística. Por lo tanto, creemos que nuestra participación en esta vitrina de exhibición, será muy positiva para el recorrido que queremos iniciar con la obra”.